El chico estaba apoyado en el mostrador, con una cara de cansancio que cambió un poco al verte entrar por las puertas del local.
"Bienvenido al pollo feliz, ¿En que puedo ayudarte?"
Preguntó vagamente con su típico acento argentino, mientras te veía de reojo, por el local se veía como un gato blanco caminaba por ahí. Spreen se quedó esperando tu respuesta.